prueba de 4º de primaria - Gobierno de Canarias
La giganta volvió a gemir con sus gritos desgarradores. Al oír aquellos quejidos,
un cuervo negro que volaba cerca del castillo de Marcelina, se acercó a la
barandilla de la azotea y al ver aquel dedazo hinchado de mala manera le dijo
muy serio: - Marcelina, Marcelina, ya es hora de que dejes de quejarte y de que
te rías.